Los perros al igual
que nosotros pueden experimentar una sensación de miedo cuando se encuentran en
una situación negativa o estresante, esta emoción aparece cuando tu mascota
percibe un peligro aparente o real.
El miedo es un
mecanismo que le permite al individuo estar alerta ante los posibles peligros
del entorno y lo prepara para dar una respuesta fisiológica que lo ayude a
sobrevivir. En el perro esta emoción puede producir 3 respuestas comunes como
lo son huir, paralizarse o atacar.
Es importante determinar
qué es lo que esta ocasionando miedo en el perro y descartar trastornos como la
ansiedad que provoca un estado crónico de alerta, así como también las fobias
que suelen provocar una reacción descontrolada en el perro ante situaciones que
no representan un peligro real.
Generalmente los
casos de miedo que he atendido a través de mis asesorías en conducta canina se
deben a tres factores importantes;
1) Una socialización deficiente; no se le presentaron de manera positiva en
el periodo crítico de socialización todos los estímulos con los que debía
relacionarse el perro en su vida adulta (personas, animales, ambientes,
sonidos, objetos, entre otros…)
2) Malas Experiencias vividas: haber recibido anteriormente algún tipo de
daño en una situación similar puede generar que se dispare en el perro una
alerta sobre la situación actual.
3) herencia genética: una sensibilidad heredada genéticamente producto de
la experiencia de sus padres.
¿Sabes reconocer cuándo
tu perro siente miedo?
El perro es un
animal muy comunicativo que siempre nos expresa mediante su lenguaje corporal
lo que está sintiendo para que le ayudemos. Cabe destacar que cada perro es
único y posee una personalidad propia
pero existen algunas señales comunes mediantes las cuales nos dice que
está asustado.
1- Cola hacia abajo o entre las piernas
2- Orejas hacia atrás
3- Cuerpo agachado o postura encorvada
4- Rigidez muscular o temblores
5- Micción involuntaria
Quiero aclararte
que el miedo en los perros puede ser tratado a través de un proceso llamado
habituación, en el que se le muestra el estímulo causante del miedo de una
manera gradual y positiva, hasta conseguir que el perro cambie la manera de ver
las cosas e incluso que aprenda a disfrutar de lo que antes le causaba miedo.