¿A quién no le
gustaría tener un perro educado? Que sea
obediente, que se sepa comportar cuando se quede solo y sepa interactuar
perfectamente con niños, perros u otros animales.
Esto no es un sueño
imposible, esto pude convertirse en tu realidad y uno de los elementos
necesarios para lograrlo es tu compromiso para educarlo.
Los perros aprenden
desde el momento de su nacimiento, hasta su muerte y siempre están buscando en
nosotros la información que necesitan para construir su personalidad, de ti
depende enseñarle cómo responder ante
diferentes situaciones y establecer los límites necesarios para mantener
control sobre tu mascota.
La pregunta es ¿eres
capaz de dejar de pensar como un humano y comenzar a ver el mundo desde la
perspectiva de tu perro?, ¿de verdad estas dispuesto a dedicarle el tiempo
necesario hasta que aprenda a responder correctamente a los comandos de
obediencia?, ¿tienes la suficiente paciencia para corregir a tu perro cuando se
equivoque sin perder la calma?
Si algo he
aprendido durante estos años trabajando con perros y sus dueños es que
lamentablemente, aunque el perro siempre está dispuesto a aprender algo nuevo.
No todos los dueños están dispuestos a comprometerse.
Educar a un perro
podríamos compararlo con educar a un niño, requiere de tiempo, de dedicación
y de mucha paciencia. Se va a equivocar,
no siempre va a hacer las cosas como esperamos o como se lo hemos enseñado, en
algunas etapas se mostrara rebelde por lo que requerirá que nosotros estemos
preparados para responder en cada situación de una manera adecuada que permita
por medio de la comunicación, hacer entender cuál fue el error, y que es lo que
esperamos de el en la próxima oportunidad.
Educar a un perro
es muy sencillo, existen muchas técnicas gentiles para lograrlo y lo mejor es
que hoy en día es muy fácil encontrar en Internet información al respecto,
además, como dije en un principio el perro siempre está dispuesto a aprender.
Lo difícil es que
el humano se comprometa a dedicar una parte de su vida a velar por el correcto
comportamiento de su perro, a responsabilizarse por las conductas aprendidas
por su mascota, a detectar las fallas que han ocasionado el
comportamiento no deseado en el perro y aplicar las correcciones necesarias para
solucionarlo.
Y cuando hablo de
comprometerse con la educación del perro no necesariamente requiere dejar de
lado tu vida cotidiana, más bien lo que siempre recomiendo es incluir este
compromiso en la medida de lo posible a tu rutina diaria.
A la final un perro
bien educado tiene muchas puertas abiertas en cada espacio de nuestra sociedad,
pero el trabajo comienza por el humano. ¿Tu estas dispuesto a comprometerte a
educar a tu perro? Recuerda que tu perro necesita de ti.