Si has leído anteriormente alguno de mis artículos debes saber que el método que utilizo está basado en refuerzos positivos y castigos negativos, en este artículo vamos a profundizar la razón por la cual la mayoría de los adiestradores en el mundo recomendamos esto.
El proceso de aprendizaje del perro podemos separarlo en aprendizaje asociativo y aprendizaje NO asociativo, dentro del aprendizaje asociativo encontramos el condicionamiento que a su vez se separa en condicionamiento clásico y condicionamiento operante, el condicionamiento es la asociación que hace el perro al ver las consecuencias que produce su conducta.
En el condicionamiento operante que es en el que nos vamos a enfocar, somos nosotros los humanos quienes nos aseguramos de establecer cuáles son las consecuencias que el perro recibirá por cada acción que realice.
Desde la antigüedad el humano ha utilizado la violencia y las consecuencias negativas como método de dominancia y educación, gracias a la cultura popular esto ha sido extrapolado a la enseñanza de la mascotas y se conoce como castigo positivo, consiste en darle al perro algo que no le gusta como castigo por una acción.
Y aunque a veces es necesario utilizar castigos positivos en diferentes grados de intensidad dependiendo del caso, no es lo más recomendable, ya que esto aumenta los niveles de estrés en el animal llegando a desarrollar miedos que pueden influir negativamente en el proceso de aprendizaje del perro e incluso crear problemas de comportamiento graves.
En cambio, al utilizar castigos negativos (quitarle al perro algo que le gusta por haber realizado una acción negativa) estamos enseñándole al perro que la consecuencia por una mala acción es perder algo que le gusta, ya sea tu atención (por eso siempre digo que ignoren el comportamiento negativo), un momento de diversión, un juguete, avanzar en el paseo o algo de comida.
Esto motivará al perro a realizar otras acciones con el objetivo de recuperar lo que ha perdido por su comportamiento anterior y es ahí donde ocurre la magia del refuerzo positivo que consiste en premiar el buen comportamiento del perro entregándole algo que le guste para motivarlo a repetir ese comportamiento.
Con el tiempo, el perro preferirá repetir las acciones que generan consecuencias positivas y tenderá a dejar de realizar aquellas que no le dan ningún resultado.




