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La reactividad: ¿Como tratar a un perro reactivo?

Desde hace tiempo he querido escribir sobre la reactividad en perros y es que muchas veces los perros con este trastorno son confundidos por perros agresivos que no son capaces de estar cerca de otros individuos y por eso son alejados del grupo lo cual empeora la situación.

Con reactividad nos referimos a un comportamiento  exagerado del perro como los ladridos, chillidos, jalones desesperados de correa, abalanzarse de forma brusca sobre un objetivo, buscar pararse en dos patas e incluso la agresividad redirigida por frustración en presencia de diferentes estimulos (objetos, lugares, personas ajenas a la familia, niños, perros, gatos u otros animales)


Un perro que muestra reactividad no necesariamente tiene la intención de hacer daño, pero si esta respuesta aparece de forma habitual y continua sin ser manejada correctamente puede convertirse en un problema de agresividad que afectará la calidad de vida del perro, d la persona a cargo y del entorno.

Es importante entender que la reactividad en un principio se genera por la incapacidad que tienen algunos perros de gestionar sus emociones en presencia de ciertos estímulos.

Está incapacidad a su vez puede ser producida por restricciones en las experiencias vividas por el perro en su edad temprana, las falsas creencias y la falta de información por parte del dueño juegan un papel muy importante en el desarrollo de este trastorno.

Existen varios factores desencadenantes que influyen en el desarrollo de la reactividad:

✅ El miedo, el estrés, la frustración, el mal manejo de la correa y los aversivos o castigos mal aplicados por parte del dueño.

✅  Falta de socialización temprana, miedos, estrés, sobre excitación y frustración en el perro.

✅ Ambiente muy agetreados, lugares pequeños, perros y personas reactivas al rededor.

Para ayudar a un perro reactivo primero debes detectar  cuáles son los factores que han desencadenado este trastorno y para eso lo más recomendable es que busques el apoyo de un especialista en conducta canina que evalúe al perro, a la familia humana y el entorno en el cual se desenvuelven cotidianamente (especialmente el hogar).

Es importante que el dueño comprenda cuáles son los comportamientos naturales de un perro, cuáles son las necesidades instintivas de la raza, cual es su proceso de desarrollo, cual es su proceso de aprendizaje y desarrolle un vínculo con su perro que le permita crear mejores canales de comunicación.

El siguiente paso debería ser establecer una buena estructura jerárquica fijando reglas y limites claros que le den a entender al perro que su guía es una persona confiable que controla el recurso de la comida, que le ofrece momentos de diversión, que domina muy bien las expediciones fuera de su territorio manteniendo la calma en toda situacion, reforzando con mucho cariño cada vez que el perro hace algo correcto.

El ejercicio físico y la estimulacion mental a través de la obediencia básica o cualquier otra habilidad son fundamentales pues te permitirá drenar el exceso de energía que guarda tu perro y ya estando en ese estado calmado podrás reforzar esa actitud.

Una vez establecido todo lo anterior, podrás proceder a acercar gradualmente al perro a esos estímulos que generan su reactividad procurando siempre mantenerte a una distancia que no genere respuestas negativas en el perro, con el tiempo, repetición y mucha paciencia lograras que el perro reaccione de una manera mas tranquila a esos estímulos pues ya no son una novedad y ya le has enseñado que existe una manera correcta de interactuar con el entorno, una manera correcta de gestionar sus emociones.



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