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El manejo de la correa en el paseo del perro

El paseo del perro es una actividad fundamental para el bienestar físico y mental del animal, así como para el fortalecimiento del vínculo con su dueño. Sin embargo, el paseo puede convertirse en una experiencia estresante y frustrante si no se maneja adecuadamente la correa. La correa es una herramienta de comunicación y control que permite al dueño guiar, proteger y corregir al perro durante el paseo, pero también puede generar tensión, resistencia y conflicto si se usa de forma incorrecta. Por eso, es importante conocer los aspectos clave del manejo de la correa, que se pueden resumir en los siguientes puntos:



Conciencia situacional: El dueño debe estar atento al entorno y a los estímulos que puedan afectar al comportamiento del perro, como otros perros, personas, vehículos, ruidos, etc. El dueño debe anticiparse a las posibles reacciones del perro y actuar en consecuencia, evitando o acercándose a los estímulos según el objetivo del paseo y el nivel de socialización y obediencia del perro.

Actitud y lenguaje corporal: El dueño debe transmitir al perro confianza, seguridad y calma, mediante una postura erguida, una mirada firme y una voz clara. El dueño debe evitar los movimientos bruscos, los tirones, los gritos y los castigos, que solo generan miedo, ansiedad y agresividad en el perro. El dueño debe premiar al perro con caricias, elogios y golosinas cuando se comporte de forma adecuada, reforzando así el aprendizaje positivo.



Selección y uso apropiado de herramientas: El dueño debe elegir la correa y el collar o arnés que mejor se adapten al tamaño, la fuerza y el temperamento del perro, así como al tipo de paseo que se desea realizar. El dueño debe ajustar correctamente la correa y el collar o arnés, evitando que queden demasiado sueltos o apretados, y que puedan causar daño o incomodidad al perro. El dueño debe sujetar la correa con firmeza, pero sin tensión, dejando un margen de movimiento al perro, pero sin perder el control.

Técnicas de sujeción: El dueño debe aprender a sujetar la correa de forma que pueda regular la distancia y la dirección del perro, según las circunstancias. Existen diferentes formas de sujetar la correa, como el método de lazo, el método de la mano libre, el método de la mano cruzada, el método de la doble correa, etc. El dueño debe practicar estas técnicas y elegir la que más le convenga, según su habilidad y preferencia.



Comprensión del concepto de presión: El dueño debe entender que la correa ejerce una presión sobre el cuello o el pecho del perro, que puede ser positiva o negativa, según el sentido y la intensidad de la misma. La presión positiva es aquella que se aplica cuando el perro se aleja del dueño, y que sirve para indicar al perro que debe volver o detenerse. La presión negativa es aquella que se libera cuando el perro se acerca al dueño, y que sirve para recompensar al perro por su obediencia. El dueño debe aplicar y liberar la presión de forma suave y gradual, evitando los tirones y los ahogos, y buscando el equilibrio entre la presión y la relajación.

Técnicas de redirección: El dueño debe aprender a redirigir la atención y el interés del perro hacia él, cuando el perro se distrae o se altera por algún estímulo externo. Para ello, el dueño puede usar diferentes recursos, como el cambio de dirección, el cambio de velocidad, el cambio de tono de voz, el uso de juguetes o premios, el contacto visual, etc. El dueño debe variar estos recursos y combinarlos entre sí, para mantener al perro motivado y atento.

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